Conocida por la inmensa mayoría de aficionados como «El casco de Thor» y nombrada en el catálogo por el más formal NGC 2359, esta Nebulosa de emisión, esconde en su interior una de esas raras estrellas conocidas como WR (Wolf Rayet) y que es la causante de su forma y de sus colores, es la estrella WR7 o HD 56925 .

A diferencia de las conocidas como nebulosas planetarias, las cuales son generadas por estrellas al final de sus vidas y con una masas inferiores a 10 veces la del Sol, esta nebulosa, está generada por una estrella gigante situada en su interior y cuya masa es de 16 veces la del Sol en este momento, ya que mantiene una continua pérdida de masa y aunque ya está bastante evolucionada, continuará perdiendo hasta llegar al fin de su vida como Supernova.
No existen muchas de estas estrellas en nuestra Galaxia, se conocen 227 de ellas por ahora y son verdaderos monstruos, con temperaturas superficiales muy altas, esta en particular tiene 111.700ºC unas 20 veces más que la del Sol. Esta temperatura hace que el viento estelar de la estrella sea de alta velocidad (unos 1500 Km/s), expulsando partículas y metales pesados existente en las capas externas de este tipo de estrellas y perdiendo gran cantidad de masa.

La masa que está perdiendo, es 0.00007 masas Solares anuales. Para poder hacernos una idea, esto equivaldría a 23.3 tierras al año. Esta pérdida de masa hace que la estrella que en sus comienzos fue mucho más masiva, se este haciendo más pequeña. Este tipo de estrellas evolucionara de las estrellas supèrgigantes azules clase – O – y el mínimo para que una de ellas pueda convertirse en el tipo WR, es de 22 masas Solares.
Curiosamente, su temperatura irá aumentando, ya que al perder la masa de sus capas externas, quedarán a la vista capas más interiores y calientes, pero su brillo si disminuye como su tamaño, ya que el aumento de temperatura no será suficiente para mantener el brillo que tenía en sus primeros estadios.
WR7 tiene un radio de 1.41 veces el del Sol, por lo que puesta en el sistema Solar, no llegaría a la órbita de Mercurio, de hecho la distancia de Mercurio al Sol es de unos 82 millones de Km de media, mientras que WR7 tiene unos 981.000 Km de radio, por lo que quedarían separados por 81 M de Km, pero su luminosidad en todo el espectro es de 270.000 veces más que la del Sol y aquí, es donde la cosa se pone calentita.
En la órbita de la tierra, el Sol, encontrándose a la distancia a la que está, unos 150 millones de Km y con su temperatura superficial 5500oC, nos envía una intensidad de radiación de 1,39Kw /m2 cada segundo a las capas altas de la Atmósfera, de esta radiación, se refleja sobre un 50 %, el otro 50 % será el que consiga penetrar en ella, parte llegará a la superficie y la calentara o se usará en evaporar el agua dispersando aún más calor por la atmósfera.
Si pusiéramos WR7 en su lugar, con sus 111.700oC superficiales; a las capas altas de la atmósfera, llegarán 386.500 Kw/m2 de las cuales el 50% penetrarian en la atmósfera, no hace falta decir que la superficie de la tierra quedaría calcinada, con semejante Intensidad de Radiación estelar.

Imaginemos un satélite orbitando alrededor de la tierra, si nunca estuviera en una zona de sombra, el sol elevará la temperatura de su interior a unos 5oC… pero WR7 lo pondría a la escalofriante temperatura de unos 6.130oC quedando hecho una bola de metal fundido en órbita sobre un planeta devastado.

La atmósfera terrestre, tampoco soportaría con alegría el empuje del brutal viento estelar que este tipo de estrellas tiene, terminaría por arrastrarla al espacio, dejando a la tierra sin ella y sin nada que evitara que penetrarse el 100% de la radiación, aumentando aún más la temperatura de la superficie, recordemos el satélite anterior.
Si ponemos la tierra a la distancia que recibiese la misma intensidad de radiación que con el Sol, la tendríamos que llevar a 79.000 millones de Km de WR7 y podríamos recibir una cantidad de radiación parecida. Eso es a 576 veces más lejos de lo que estamos ahora, unas 13.3 veces la distancia a Plutón. Pero no nos engañemos, tampoco estaríamos a salvo… su final será una Supernova y a esa distancia… aún estaríamos muy cerca.
Es agradable pensar, que nuestra estrella, el Sol, es una estrella tranquila, del tamaño adecuado, la Tierra está a la distancia exacta, tenemos una atmósfera que nos protege y que a su vez, el campo magnético de la tierra no permite que el viento Solar nos la lleve, como le ocurrió a Marte.

Por si os interesa, os dejo para descargar, una hoja de Excel en la cual podréis jugar y ver las distintas Intensidades de Radiación… según el radio de la estrella y la distancia a la que nos encontremos…
Un saludo y Buenos Cielos de:

Ref: http://www.sc.ehu.es/sbweb/fisica_/cuantica/experiencias/ejemplos/ejemplos.html de Angel Franco Garcia